Estimados como resolucion de año nuevo me propongo a retomar el blog nuevamente, pero vamos a iniciar primero con este articulo publicado en El Economista de Mexico acerca del Microcredito, area en la cual ahora estoy involucrado.
"El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunció en la cumbre de las Américas celebrada en Trinidad y Tobago, que aportaría 100 millones de dólares al Fondo Multilateral de Inversiones (dependiente del Banco Interamericano de Desarrollo), para el fomento del microcrédito en América Latina.
En la actualidad, los especialistas en la materia, tienden a llamar, microfinanzas a las actividades desarrolladas por ONG’s, Financieras, e incluso bancos autorizados, para cubrir las necesidades de crédito, ahorro, pensiones e incluso seguros para personas en clasificación de pobreza y por tanto, carecen de atención en el Sector Financiero estándar de un país.
Las microfinanzas, surgieron con el otorgamiento de microcréditos -créditos con un monto inferior a los US1000, usualmente en un rango de 300 y 400 con un plazo de pago de entre 4 y 6 meses y con una tasa de impago muy reducida, usualmente entre el 1 y 2% - siendo la principal referencia, por lo menos aquella que aun prevalece y ha servido de parámetro para el resto de las organizaciones en el mundo el Grameen Bank en Bangladesh, institución fundada por el premio Nobel de la Paz 2006, Prof. Mohammad Yunus, quien ha revolucionado el acercamiento de las finanzas formales a la población en situación de informalidad y marginación.
En Latinoamérica, las microfinanzas tienen una historia larga, algunos intentos en Brasil incluso se dieron en paralelo con los primeros movimientos de Yunus, es decir, en la década de los 70, sin embargo, no se establecieron formalmente instituciones que prevalezcan en la actualidad sino hasta los años 80.
El modelo de microfinanzas en Latinoamérica, es distinto a los asiáticos y africanos. Los modelos de esas regiones, tienden a dar empowerment a los grupos más vulnerables dentro de la sociedad: las mujeres - el 98% de los créditos del Grameen Bank se dirigen a mujeres - y en la base de la pirámide, es decir padeciendo pobreza patrimonial y alimentaria, aunado que son créditos otorgados de un modo solidario, con esquema de operación similar a las tandas.
El modelo de microcrédito asiático, tiende a apoyar a las mujeres por ser estas más responsables - utilizan mejor el dinero obtenido de los créditos, porque se preocupan en mayor medida de su familia, además de ser más cumplidas con sus compromisos financieros. Aunado a lo anterior, tienden en el largo plazo a cambiar la situación de la mujer en la sociedad, al tener ellas acceso a fuentes de recursos. Estas mismas virtudes se validaron en el Programa Progresa - Oprtunidades- Para vivir mejor (ver Progress Against Poverty de Santiago Levy), y fueron el motivo por el cual este funciona potenciando a la mujer.
En cambio, en Latinoamérica, solamente el 38% de los créditos son otorgados a mujeres, (aunque existen instituciones que solamente a ellas les prestan como Pro mujer en Colombia) y la mayor parte son dirigidos a una persona (es decir, no son créditos solidarios). Por otro lado, la mayor parte de las instituciones se encuentran en funcionamiento en zonas urbanas, contra lo que ocurre en Asia y Africa, dirigidos primordialmente a las zonas rurales, en parte tiene que ver la manera en la cual se distribuye la población en nuestro subcontinente, sin embargo, los principales cotos de marginanción se encuentran en las zonas rurales.
Las propias instituciones, se encuentran conformadas de una forma diferente, y persiguen objetivos distintos a las asiáticas. Mientras estas últimas fueron capitalizadas a partir de donaciones y créditos blandos y tardaron varias décadas en ser autosuficientes, las de Latinoamérica se encuentran capitalizadas a partir de fondos de inversión (básicamente controlados por 2 grupos Acción de los EEUU e IPC de Alemania, con amplia experiencia en Europa del Este), aunque dichos fondos, también cuentan con recursos de instituciones de fomento como USAID, el Fondo Multilateral de Inversiones, la Corporación Financiera Internacional, etc. Y alcanzan en su mayoría el break even point en un par de años, debido a la participación privada en los mismos, incluso mediante colocaciones de deuda como las realizadas por Compartamos o la Financiera Independencia, por lo cual tienden a ser más exigentes en la revisión de sus resultados financieros que sus contrapartes en Asia.
En Latinoamérica existían en 2005 alrededor de 4 millones de personas favorecidas por este tipo de programas financieros, aunque son muchos más quienes requieren de este tipo de apoyos, bien canalizados y en condiciones más favorables a las presentadas en México que tienden más al anatocismo, que tornarse en una verdadera fuente de ayuda. Obviamente no lo estoy diciendo por Grameen Bank que opera en Chiapas con dinero de Yunus y Carlos Slim y fue fundado por una brillante economista mexicana especializada en el tema Beatriz Armendariz, quien en su libro critica a quienes buscan más un beneficio económico que social (The Economics of Microfinance, MIT Press, 2008)
No en todos los países de la región ocurre lo mismo que en México, en Bolivia y Perú, se benefician a muchas personas por medio de estas instituciones por el esquema competitivo en el cual operan las microfinancieras y el mejor marco regulatorio de la región (An inside View of Latin American Microfinance, IDB, 2006).
Por último, aunque 100 millones de dólares, son una buena intención, sin duda resultarán insuficientes para impulsar el desarrollo de los microempresarios, principales usuarios de este tipo de financiamiento y ojalá conforme se muestren resultados tangibles, más allá de casos de éxito, se puedan canalizar una mayor cantidad de recursos a las microfinancieras de América Latina."
Fuente: Axeleratum
